El alma habla y la cabeza no escucha

Autoconocimiento. Desarrollo personal. Silencia tu ruido mental

“No sé qué hacer, tengo que tomar una decisión importante y estoy hecha un lío.”

Su corazón habla a gritos a través de sus gestos, su mirada brilla y sus palabras resuenan con musicalidad cuando me explica una de las dos opciones entre las que tiene que decidir. Su alma habla por ella, sin embargo, ella no la escucha.

Estaba tranquilamente tomando un café cuando sonó el móvil, acababa de llegar un WhatsApp de Natàlia, en seguida reconocí su tono personalizado. Decidí ir a buscar el móvil para leer su mensaje, no solía escribirme a esas horas, y me pareció extraño.

(Natalia) Tengo que hablar contigo.

(Natalia) Búscame un hueco en tu agenda.

(Natalia) Porfa, porfa, porfa…

Nunca suele pedirme nada con tanta prisa, así que le propuse que fuésemos a tomar algo para hablar tranquilamente.

(Yo) ¡Quedamos a las 17h!

(Natalia) ¡Qué bien! Hasta luego

Natalia se marchaba a Brasil la semana siguiente, hacía tiempo que estaba preparando el viaje y por fin llegó el momento. Se marchaba por trabajo, como mínimo, unos 6 meses. Ya había vivido allí anteriormente, tenía sus cosas en un trastero y conocía bien la ciudad donde iba a vivir, sin embargo, hasta hoy, no tenía claro en que sitio iba a alojarse. Disponía de distintas opciones y estaba esperando respuesta. Esa mañana recibió respuestas, a dos bandas y a la vez.

Nos encontramos en una cafetería, pedimos dos tés calentitos y me contó que es lo que había pasado en las últimas horas:

Tengo una amiga, de aquellas amigas que son más que amigas, yo diría como una hermana, que me ha ofrecido ir a vivir con ella. Tenía una relación de pareja y acaba de romper con el novio. Así que, me ha dicho que puedo ir a vivir a su casa. Compartimos piso hace unos cuantos años, y estuvo muy bien, fue una época muy bonita.

 

La escuchaba mientras iba preparando mi té. Natalia hablaba casi sin respirar, así que la interrumpí un momento, para recordarle que sacara la bolsita de té de dentro del agua caliente, si no, el té se volvería amargo. Natalia me hizo caso mientras seguía hablando nerviosa.

― Por otro lado, Mari, la de las tartas, me ha conseguido un piso, justo encima de donde vive ella. Un piso pequeño, bien orientado, donde puedo ver el amanecer y el atardecer, con unas vistas a la ciudad preciosas, magníficas, fantásticas, donde podré vivir sola, como he deseado siempre ― su tono de voz iba cambiando por momentos ―. Es el piso ideal, además está al lado de Mari.

 

Mientras sostenía la taza con el té caliente entre sus manos, seguía explicándome:

 

― Mari tiene un negocio de dulces y me he ofrecido a ser su socia. Si vivo en este piso todo será más fácil, incluso para empezar este proyecto ― su postura cambió, estaba más erguida y movía sus brazos con mucha más soltura ―. Y como tengo mis cosas en el almacén, podría tenerlo la casa preparada en 1 semana.

 

No solamente había cambiado su postura, también le brillaban los ojos.

― Entonces… ¿Cuál es el problema? ― le pregunté.

―Tengo suficiente dinero ahorrado para poder acabar de comprar lo que necesito para vivir sola, pero me quedaría sin ahorros y si me pasa alguna cosa, no tendría dinero.

La miré lentamente, mientras tomaba un poco de té, pidiéndole con mi mirada, sin palabras, que siguiese hablando.

― No sé qué hacer, estoy hecha un lío. Además, tengo miedo de que mi amiga se enfade conmigo, por no ir a su casa, y entonces, sí que me encontraré muy sola allí. ¿Qué hago? ¡Tienes que ayudarme! Además, no sé si podré vivir sola, y si

Su corazón tenía claro lo que quería, era su cabeza la que no le dejaba avanzar.

Siguió dándole vueltas y vueltas, contándome todos los inconvenientes. Cuando pensaba cómo sería su vida en su piso, paraba y hablaba más lentamente, levantando la mirada hacia arriba confirmando que estaba soñando.

Obsérvate, escúchate, y después de hacerlo, piensa que sientes y que es lo que hay en este momento, ahora. Olvida todo lo que piensas que puede pasar y que sólo está en tu mente futurale dije.

Ella paró y dejó de hablar, se puso a observar. Y observó como se movía ella, y observó como se movía el miedo.

Tengo que reconocer, que después de tanta charla incesante, ese silencio me pareció genial.

Y ahora, dime añadí. ¿Todavía no tienes claro que quieres hacer?

Su alma lo gritaba a voces, pero su cabeza no la quería escuchar, los pensamientos y el miedo se lo impedían.

Finalmente, Natalia decidió irse a vivir sola, y ahora tiene un montón de proyectos. Su amiga no se enfadó porque al final volvió con su pareja.

Natalia tenía que elegir entre lo que decía su corazón y el incesante ruido mental que generamos en la cabeza. Inventando historias que no son realidad, y que quizás, nunca lo serán. Y aunque el alma grite, si el ruido es muy fuerte, no la podemos escuchar.

 

Me pregunto cuántas veces habré hecho yo lo mismo, sin darme cuenta, haciendo caso a mi charla mental, sin escuchar a mi corazón.

 

¿Escuchas a tu alma? ¿Oyes a tu corazón? ¿O simplemente te entretienes con tus pensamientos y te paralizas con ellos? ¿Vives como deseas o tus pensamientos de miedo viven por ti? Te animo a que te detengas a escuchar tu alma, tu corazón y empieces a actuar sin querer controlar tu futuro a través de tu pasado. Cuando intentas tener el control de las situaciones futuras, simplemente lo haces a través de tus historias pasadas y las creencias generadas con ellas. Así tu pasado controla tu futuro, mientras tu alma grita en voz alta que eso no es lo que quiere.

 

Si quieres disfrutar de historias nuevas y pertenecer a esta comunidad de desbordadas, subscríbete a la newsletter.

Si quieres acompañamiento individual, contacta conmigo.

 

Si te ha gustado ¡Compártelo!

4 comentarios en «El alma habla y la cabeza no escucha»

  1. Me ha encantado Gemma. De echo, la mayoría de las veces dejamos de hacer cosas por hacer caso a lo que nos dice la cabeza… y seguimos estando en nuestra zona de confort.

    Vida sólo hay una, y con los años te das cuenta que hay que vivir y disfrutar día a día y lo que venga ya vendrá.. a veces te sorprendes

    Felicidades !!! Me alegra que hayas vuelto a escribir 🥰

    1. Muchas gracias Natalia! me gusta compartir estas historias para ayudar a reflexionar cómo vivimos nuestro día a día, con un objetivo, ayudar a ir hacia la paz y tranquilidad a aquellas personas que lo deseen. La cabeza habla mucho, sobre todo desde el miedo. El miedo nos paraliza, y aunque el alma nos dice lo que queremos, no le hacemos caso. Por eso he vuelto a escribir, ahora escucho mi alma. Un abrazo

  2. Hola Gemma creo que tienes razón cuando dices que tienes que hacer aquello que realmente te dice el corazón que suele ser aquello que realmente quieres.
    Por otro lado fuera de lo que explicas, Natalia tiene algo que para mí es cada vez es más raro de ver hoy en día. Lo digo porque Natalia empatiza y como buena amiga que es intenta ponerse en el lugar de su otra amiga.
    Lo malo de empatizar demasiado es que no ves el horizonte con claridad, o lo que es lo mismo, acabas inventando congeturas que no tienen necesariamente porque pasar.
    Me encanta tu artículo y espero leer muchos más

    1. Gracias Jordi! Me gusta mucho lo que cuentas sobre Natalia!! Empatizar, como todo, es bueno, pero puede ser malo si pasamos esa fina línea que no nos deja ver con claridad. Muchas gracias por el comentario y me alegra que te gusten las historias. Un abrazo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Responsable: Gemma Jodas Farrés
Finalidad: La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales es para gestionar la consulta que realizas en este blog.
Legitimación: Tu consentimiento explícito de que quieres recibir esta información
Destinatarios: Los datos que me facilitas están en mi servidor de web y email OVH y en los servidores de Google Drive, todos ellos que cumplen con la RGPD
Derechos: Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en info@desbordadasanonimas.com así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.

Autoconocimiento. Desarrollo personal. Silencia tu ruido mental