El tren de las creencias

Autoconocimiento. Desarrollo personal. Silencia tu ruido mental

Me encuentro en la estación de tren de Vilafranca y acabo de darme cuenta de que he dejado escapar el tren que me llevaba a Barcelona, mi destino.

Mientras me siento lentamente de nuevo en el banco intento entender como he podido dejar escapar ese tren que todavía veo alejarse de la estación. Escucho como se desvanece su ruido mientras revivo la situación en mi cabeza. Me observo, inmóvil, delante de las puertas abiertas del tren, sin atreverme a subir.

No suelo coger el tren, pero hoy he ido a ver a un terapeuta que visita en Vilafranca. Me ha llevado un amigo en coche, pero tengo que volver en tren.

Al llegar a la estación una chica muy amable me ha ayudado a sacar el billete de la máquina y me ha indicado que el tren que debía coger pasaba a las 14h por la via 2.

Faltaban más de 20 min, así que me he dirigido al andén y me he puesto a leer. Acabo de empezar el libro que estoy leyendo y me parece súper interesante, así que prácticamente me he centrado en la lectura hasta que he oído llegar el tren

El reloj de la estación marcaba las 14 h.

He cerrado el libro, me he levantado y me he acercado al vagón, mientras este frenaba lentamente en la estación. Ha sido entonces cuando he leído los carteles y he visto que indicaban que el tren se dirigía a Manresa.

“Yo voy a Barcelona. No es mi tren” he pensado.

Mientras el tren se detenía completamente, he vuelto a mirar el reloj para comprobar que era la hora en que debía pasar mi tren, y he confirmado que estaba en la vía correcta. No entendía nada. “Seguramente este es otro tren, como siempre van con retraso, posiblemente sea el anterior”.

Con esta certeza, me he vuelto a sentar en el banco para continuar leyendo hasta que llegara el próximo tren. Sin embargo, algo me ha llamado la atención, he mirado a mi alrededor, y he visto que había mucho movimiento, todas las personas que estaban en la estación habían subido al tren y he observado que en el andén no quedaba nadie.

Me he preguntado si podría ser mi tren y si debería subir, me he levantado de un salto del banco dirigiéndome a las puerta del tren, pero el miedo a equivocarme me ha paralizado y no he subido.

En el mismo momento en que se han cerrado las puertas me he dado cuenta de que Barcelona está en el camino de Vilafranca a Manresa y ahora, no puedo hacer más que reírme de mí.

He oído hablar mucho de las creencias, pero casi siempre en forma de creencias limitantes. Como si hubiese sólo un tipo de creencias en nuestro cerebro que son aquellas que nos limitan en nuestros sueños o nuestras metas, o al menos así lo he entendido yo. Sin embargo, no es que existan las creencias limitantes o expansivas es que siempre, en cada uno de nuestros momentos de vidas nuestro cerebro no lleva actuar en base a todas las creencias que hemos ido interiorizando. Una creencia es un pensamiento que damos como cierto sin cuestionárnoslo.

¡Está claro! Barcelona es el centro del mi mundo, todo los trenes deben salir o llegar a allí. Por tanto, si voy a Barcelona, esa es la dirección que debe indicar el cartel. Es cierto que cojo muy pocas veces el tren y que cuando voy en coche no necesito el GPS para llegar a casa, porque estés donde estés siempre hay señales que indican la dirección. Así había creado esta creencia limitante que había extrapolado al tren.

Lo que sí que es indiscutible es que los trenes nunca son puntuales, ¿verdad? ¿O sí? En este caso se demostró que algunas veces llegan a su hora. ¿Será la excepción que confirma la regla? ¿O simplemente será que cuando llegan a su hora no nos damos ni cuenta, y sólo nos reafirmamos cuando los hechos nos dan la razón? A veces sólo vemos lo que nos interesa, lo que es coherente con nuestros pensamientos (se llama sesgo cognitivo). Lo peor es que lo hacemos sin darnos cuenta y sin saberlo.

Me gusta saber cómo funciona nuestro cerebro porque eso me ayuda a entenderme y así poder encontrar más paz en mi día a día.

Así que, no tengo más remedio que sentarme a esperar el siguiente tren aprovechando a leer otro capítulos del libro.

“La evolución, el cómo somos, no está sólo escrito en la genética, en nuestros genes, si no que está condicionado por lo que nos rodea” – explica el autor del libro que sigo leyendo. ¿Será casualidad?

Y me doy cuentas de como las creencias dominan mi mundo sin yo saberlo. Y cómo puede ayudarme a cambiar reconocer que mi cerebro funciona así.

Tampoco debo olvidar ese miedo que he sentido, que me ha paralizado, que me ha impedido subir al tren. ¿Qué hubiese pasado si me hubiese equivocado de tren? Probablemente nada, quizá hubiese vivido una nueva aventura. ¿Por qué nos paraliza tanto ese miedo a equivocarnos, a lo desconocido? Creo que tengo que seguir trabajando en ello.

Y pasan unos 45 min y aparece un nuevo tren, dirección a Terrassa, que me llevará a Barcelona, donde un autobús dirección a mi barrio me llevará a otro de los centros de mi mundo.

En esta historia podemos observar como las creencias nos mueven en nuestro día a día, sin tan sólo darnos cuenta.

Así que cuando te muevas por la vida de una manera que no te guste pero piense que debes moverte así, para y piensa, ¿hay alguna creencias allí?

Te invito a que reflexiones un poquito más en ello.

Otra manera de vivir es posible.

 

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4 comentarios en «El tren de las creencias»

  1. Justo ayer me pasó algo por el estilo con un tren también. Yo subí y cuando estaba mirando por la ventana vi que me había equivocado. Pero en realidad no fue así!!!!!! Lo que pasó fue que me subí en el último vagón, cosa que nunca hago, y desde el último vagón tenía otras vistas diferentes que no eran las mismas que desde el primer vagón. Parando en los puntos que para siempre el tren jajajaja.

    1. A mi si me ha pasado lo mismo… pero no me reí de mi misma, ni tampoco me lo tomé con tanta tranquilidad. Quizá fué por la edad que tenia en aquel momento, y la experiencia que tengo ahora en estas situaciones …. no solo con los trenes 😜 bus, autobús, coche … jaja !!!

      1. ¡Hola Natalia! Recuerda que otra manera de vivir es posible, y si nos miramos y vemos lo absurdo de las situaciones que provoca nuestro cerebro y nuestras creencias. Si aceptamos que así funciona la máquina que conducimos, no hay otra manera de tomarse las cosas. Simplemente es así, y si sabes como funciona el cerebro, lo aceptas y entonces la tranquilidad sale por si sola. Otra manera de vivir es posible. ¡Gracias por tu comentarios!

    2. Si analizas lo que te pasó, se basa también en lo que tienes grabado en tu cerebro. Habías interiorizado lo que tenías que ver desde la ventanilla como el camino a tu casa, y al cambiar el lugar donde ibas en el tren, cambió el paisaje que veías al parar el tren en las estaciones y tu cerebro no lo reconoció, mandándote el mensaje de que algo no era como siempre había sido. Podemos sacar un nuevo aprendizaje, distintas miradas no tienen porque ser diferentes, todo depende del lugar desde donde se mira. ¡Muy interesante tu aportación! Gracias

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